En el día del Libro continuamos la historia de "El amor en tiempos del cólera" de García Márquez.
Era inevitable, el olor
de los almendros amargos le recordaba siempre el destino de los
amores contrariados. El doctor Juvenal Urbano lo percibió desde que
entró en en la casa, todavía en penumbras, a donde había acudido
de urgencia para ocuparse de un caso que para el había dejado de ser
urgente hacía muchos años. Lo recordaba como si fuera ayer; era
primavera y le avisaron para atender un accidente. Una gran
hemorragia de sangre emanaba de la pierna al paciente; un hombre, que
rondaba los cincuenta años, con el pelo canoso con la ropa de trabajo
rasgada y un rostro en el que se reflejaba el dolor.